Importancia de la Sociología Jurídica en el nuevo paradigma Constitucional

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Sociología Jurídica y Cambios Constitucionales en México.

Algunas reflexiones

Por Jose Ramon Gonzalez Chavez

El hecho social es al mismo tiempo la causa eficiente y el objetivo de todo sistema jurídico. Provoca mediante de la interpretación, la creación de normas y disposiciones que a través de la persuasión y la coercitividad se aplican en la comunidad, la que a su vez al reflejarse en la actividad cotidiana, provocan ajustes y el reciclaje positivo del sistema en su conjunto.

La sociología del Derecho es la disciplina que estudia los problemas, principios, objetivos, implicaciones  y prácticas concernientes a las relaciones entre el sistema jurídico y la sociedad así como la eficacia de lo jurídico como sistema regulador de la conducta social, aplicado por los órganos del poder público del Estado.

De ahí su estrecha relación con el Derecho Constitucional, conjunto normativo primordial del sistema jurídico de toda nación, del cual se desprende tanto el marco de libertades y derechos fundamentales como de las instituciones y mecanismos para garantizarlos y que conforman en su conjunto la organización política jurídica del Estado y la actuación de los órganos del poder público encargados de convertir en actos jurídicos concretos sus postulados primordiales.

En cuanto a la organización jurídico política del Estado, las normas constitucionales son fundamentales en cuanto expresan un marco general de principios rectores, que por su caracter abstracto, su estabilidad y permanencia sirven de cimiento a la organización de la comunidad

Estos principios pueden ser de naturaleza orgánica y procedimental, para señalar las tareas que el poder público del Estado debe cumplir y configuran las competencias e instituyen los órganos que las realizan; gracias a ellos, se regulan los procesos de creación, aplicación e interpretación de las normas y se establecen mecanismos de coordinación entre estos procesos y los necesarios medios de control a los abusos del poder.

Pero tambien pueden ser de contenido material, que consagran los objetivos sustanciales del Estado, los principios y valores máximos de la sociedad y los ámbitos de libertades, derechos y obligaciones de los individuos y los distintos grupos sociales.

Respecto del marco de libertades y derechos fundamentales, la Constitución está concebida actualmente de tal manera que estos principios, libertades, derechos y obligaciones sólo adquieren sentido y razón de ser en la medida en que pueden y deben ser aplicados y puestos en operación en la realidad cotidiana, no solo con el actuar del individuo que es su titular, sino tambien por existir instancias, órganos y mecanismos que permitan su ejercicio pleno.

En México, recientemente se han llevado a cabo profundas reformas constitucionales que en su conjunto se sustentan en un padarigma jurídico muy distinto al positivista tradicional y han modificado sustancialmente la estructura, organización y funcionamiento de nuestra vida como país. Sin embargo, en muchos casos, su complejidad técnica y la manipulación que de sus contenidos hacen los medios de comunicación, los líderes y organizaciones políticas, hacen difícil conocerlos objetivamente, en toda su amplitud y profundidad, por iniciativa propia.

De ahí la importancia para los estudiantes de Derecho y en general para todo ciudadano, de acercarse desde esta perspectiva que podemos denominar «socio jurídica» a cada una de las materias que comprende esta reforma de gran calado que se está implementando a nuestro sistema jurídico político fundamental y así comprender, reflexionar, asumir, comunicar y aplicar sus contenidos, principios, fines y mecanismos, creando con ello una verdadera opinión pública formada e informada.

Solo mediante la construcción de una verdadera cultura de la jurídicidad, como individuos y como sociedad, podremos avanzar en la conformación de unverdadero Estado Constitucional.

Sigmund Freud a 75 años de su muerte

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Sigmund Freud

(Biographia Brevis)

Por Jose Ramon Gonzalez

(Publicado el 24 de septiembre de 2014)

 

Sigismund Sholom Freud, Médico neurólogo, de origen judío, creador del psicoanálisis. Y una de las mayores figuras intelectuales del siglo XX.

Nació, en Pribor, Morabia, (Actual República Checa) el 6 de mayo de 1856.

Hijo Mayor único varón, con 5 hermanas y dos hermanastros de un matrimonio anterior del padre.

Cuando tenía 3 años su familia se trasladó a Viena, en el afán de su padre de probar mejor suerte en su negocio de lanas en declive. A pesar de las carencias económicas de la familia, Sigismund tuvo una buena instrucción. A los 17 entró a la universidad de Viena a estudiar medicina en un abierto ambiente antisemita. Es entonces cuando cambia su nombre a Sigmund. Estudió en París con el neurólogo francés Jean Martin Charcot las aplicaciones de la hipnosis en el tratamiento de la histeria. De regreso a Viena, en 1880, conoce a Joseph Breuer quien sería su colaborador en el desarrollo del método catártico.

Junto con su amigo Eduard Silberstein aprendió el español de manera autodidacta y junto conél formó una fraternidad a la que denominaron “Academia Castellana” adoptando como pseudónimos los nombres de los perros protagonistas de la obra de Cervantes “El Coloquio de los perros”, él Cipióny Silberstein Berganza. Su correspondencia fue publicada en 1965.

Se graduó de médico en 1885. Fue pionero al proponer el uso terapéutico de la cocaína como estimulante y analgésico. Entre 1884 y 1887 escribió un buen número de artículos sobre las propiedades de dicha droga. En base a las experimentaciones que él mismo realizaba en el laboratorio de neuroanatomía del notable patólogo austríaco y especialista en histología Salomon Stricker, logró demostrar las propiedades dela cocaína como anestésico local.

En 1884 Freudpublicó su trabajo “Uber Coca” (Sobre la coca), al que sucedieron variosartículos más sobre el tema. Aplicando los resultados de Freud, pero sincitarlo, Carl Koller utilizó con gran éxito la cocaína en cirugía eintervenciones oftalmológicas, publicando al respecto y obteniendo por ello ungran reconocimiento científico.

Se ha podidodeterminar -tras la publicación de las cartas a su entonces prometida y luegoesposa, Martha Bernays- que Freud hizo un intento frustrado de curar concocaína a su amigo Ernst von Fleischl-Marxow, quien era adicto a la morfina,pero el tratamiento sólo agregó una nueva adicción y finalmente falleció. Se lecritica a Freud no haber admitido públicamente este fracaso, así como el hechode que su biógrafo y amigo Ernest Jones tampoco lo haya reportado. Es tambiénconocido que el propio Freud consumió cocaína por algún período de su vida,según se puede leer en la versión completa de su correspondencia con WilhelmFliess.

Su interés científico inicial como investigador se centró en el campo de la neurología,derivando progresivamente sus investigaciones hacia la vertiente psicológica delas afecciones mentales, de la que daría cuenta en su práctica privada.

En 1886, Freud se casó con Martha Bernays y abrió una clínica privada especializada en desórdenes nerviosos. Comenzó su práctica para tratar la histeria y la neurosis,utilizando la hipnosis y el método catártico que su colaborador Josef Breuer había aplicado con Bertha Pappenheim (Anna O.), obteniendo resultados que en aquel momento parecían sorprendentes, para posteriormente abandonar ambas técnicas en favor de la asociación libre, desarrollada por él entre los años 1895 y 1900, impulsado por las experiencias con sus pacientes histéricas. Freud notó que podía aliviar sus síntomas animándolas a que verbalizaran sin censura cualquier ocurrencia que pasara por su mente.

Paulatinamente,reemplazó tanto la sugestión hipnótica como el método catártico por la asociación libre y la interpretación de los sueños. De igual modo, la búsqueda inicial centrada en la rememoración de los traumas psicógenos como productores de síntomas, fue abriendo paso al desarrollo de una teoría etiológica de las neurosis más diferenciada. Todo esto se convirtió en el punto de partida del psicoanálisis, al que se dedicó ininterrumpidamente el resto de su vida.

En 1889 se publicó la que es considerada como su obra más importante e influyente, La Interpretación de los Sueños,inaugurando una nueva disciplina y modo de entender al hombre, el psicoanálisis.

Tras algunos años de aislamiento personal y profesional debido a la incomprensión e indignación que en general sus teorías e ideas provocaron, comenzó a formarse un grupo de adeptos en torno a él, el germen del futuro movimiento psicoanalítico. Sus ideas empezaron a interesar cada vez más al gran público yse fueron divulgando pese a la gran resistencia que suscitaban.

Asimismo, Freud postuló la existencia de una sexualidad infantil perversa polimorfa, tesis que causó una intensa polémica en la sociedad puritana de la Viena de principios del Siglo XX, por la cual fue acusado de pansexualista.

El primer reconocimiento oficial como creador del psicoanálisis fue en 1902 al recibir el nombramiento imperial como Profesor Extraordinario,hecho que Freud comentaría en una carta a Wilhelm Fliess fechada en Viena el 11de marzo de 1902, señalando sarcásticamente que esto era “…como si de pronto el papel de la sexualidad fuera reconocido oficialmente por su Majestad…”

Internacionalmente,sin embargo, el primer reconocimiento oficial de su trabajo ocurrió en 1909,cuando la Universidad de Clark, en Worcester Massachusetts, le concedió el doctorado Honoris Causa.

G. Stanley Hallinvitó a Freud a dar una serie de conferencias como parte de las celebraciones con motivo del vigésimo aniversario de la fundación de la universidad que presidía, con la intención de divulgar el psicoanálisis en los Estados Unidos.

Freudex perimentó la primera disensión interna a su doctrina en octubre de 1911 cuando Alfred Adler y seis de sus partidarios se dieron de baja de la Asociación Psicoanalítica Vienesa. Por esta época ya estaba en gestación la que en 1914 y con más graves consecuencias, protagonizaría Carl Gustav Jung, que amenazaría con desestabilizar todo el edificio psicoanalítico.

En 1923 le fue diagnosticado un cáncer de paladar, probablemente a consecuencia de su intensa adicción a los puros, por el cual fue operado hasta 33 veces. Su enfermedad,aparte de provocarle un gran sufrimiento, una gran incapacidad y una eventual sordera del oído derecho, lo obligó a usar una serie de incómodas prótesis de paladar que le dificultaron grandemente la capacidad del habla. Nunca dejó de fumar, con las consecuencias que esto le acarreó. A pesar de su enfermedad, Freud continuó trabajando como psicoanalista y, hasta el fin de su vida, no cesó de escribir y publicar un gran número de artículos, ensayos y libros.

El 28 de agosto de 1930 Freud fue galardonado con el Premio Goethe de la ciudad de Frankfurt del Meno por su actividad creativa.

Toda la vida de Freud, con la excepción de sus tres primeros años, transcurrió en la ciudad de Viena. Sin embargo, en 1938, tras la anexión de Austria por parte de la Alemania Nazi, Freud, en su condición de judío y fundador de la escuela psicoanalítica, fue considerado enemigo del Tercer Reich. Sus libros fueron quemados públicamente y tanto él como su familia sufrieron un intenso acoso.Reacio a abandonar Viena, se vio obligado a escapar del país al quedar claro que el peligro que corría su vida era inminente. En un allanamiento de la casa donde operaba la editorial psicoanalítica y de su vivienda, su hijo Martin fue detenido durante todo un día. Una semana más tarde, su hija Anna fue interrogada en el cuartel general de la Gestapo. Estos hechos lo llevaron a convencerse de la necesidad de partir.

El hecho que sus hermanas (cuatro de ellas permanecieron en Viena) fueran apresadas más tarde y murieran en campos de concentración, confirma a posteriori que el riesgo vital era completamente cierto.

Gracias a la intervención in extremis de Marie Bnaparte y Ernest Jones, consiguió salir del país y refugiarse en Londres. En el momento de partir, se le exigió que firmara una declaración donde se aseguraba que había sido tratado con respeto por el régimen Nazi. Freud consintió en firmarla, pero añadió el siguiente comentario sarcástico: “Recomiendo calurosamente la Gestapo a cualquiera”

El 23 de septiembre de 1939, muy deteriorado físicamente e incapaz de soportar el dolor que le producía la propagación del cáncer de paladar, le recordó a su médico personal, Max Schur, su promesa de sedación terminal, a fin de ahorrarle el sufrimiento agónico. Freud murió después de serle suministradas tres inyecciones de morfina. Fue incinerado en el crematorio laico de Goldens Green donde reposan sus cenizas junto a las de su esposa Martha.

A pesar de la hostilidad que tuvieron que afrontar sus revolucionarias teorías e hipótesis, Freud acabaría por convertirse en una de las figuras más influyentes del Siglo XX. Sus teorías, sin embargo, siguen siendo discutidas y criticadas, cuando no simplemente rechazadas. Muchos limitan su aporte al campo del pensamiento y de la cultura en general, existiendo un amplio debate acerca de si el psicoanálisis pertenece o no al ámbito de la ciencia.

La división de opiniones que la figura de Freud suscita podría resumirse del siguiente modo: por un lado, sus seguidores le consideran un gran científico en el campo de la medicina, que descubrió gran parte del funcionamiento psíquico humano; y por otro, sus críticos lo ven como un filósofo que replanteó la naturaleza humana y ayudó a derribar tabúes, pero cuyas teorías, como ciencia, fallan en un examen riguroso.

Un dato curioso es que también en su honor, se nombró Sigmund Freud a un pequeño cráter de impacto lunar que se encuentra en una meseta en el Oceanos Procellarum, en la parte noroeste del lado visible de la luna.

Derecho y Moral en Luigi Ferrajoli

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La Teoría Jurídica Crítica de Ferrajoli

Pietro Sferrazza Taibi

Universidad Carlos III Madrid, España

Instituto de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas

(Fragmento)

 

1.2. TESIS DE LA SEPARACIÓN ENTRE DERECHO Y MORAL.

Todo aquel que se considere positivista debe aceptar la tesis de la separación entre el Derecho y la moral, de acuerdo con la cual no existe una conexión cierta o necesaria entre ellos. El autor italiano asume este postulado y además lo analiza desde una perspectiva teórica y axiológica.

Desde un enfoque teórico, FERRAJOLI sostiene que la separación entre Derecho y moral puede entenderse en un sentido asertivo y en un sentido prescriptivo. Él sostiene que la referida separación puede ser explicada sobre la base del desglose de seis tesis, de las cuales tres se refieren al sentido asertivo, denominándose tesis teóricas y las restantes, al sentido prescriptivo, asumiendo la calificación de axiológicas.

El sentido asertivo permite explicar la autonomía de los juicios jurídicos respecto de los juicios morales o políticos. El problema en cuestión es el de la legitimación interna o validez de las normas. El sentido prescriptivo permite plasmar la autonomía de las normas morales de las normas jurídicas. Se trata del problema político de la legitimación externa o de la justicia. A continuación esbozaré brevemente en qué consiste cada una de las tesis enunciadas

1.2.1.Tesis teóricas.

1.2.1.1. La tesis meta-lógica.

Es una manifestación de la falacia naturalista aplicada en lo jurídico. Según esta tesis, no es posible la derivación lógica del Derecho válido (Derecho que es) del Derecho justo (Derecho que debe ser) y viceversa. FERRAJOLI señala que es ideología toda postura que incurre en la referida falacia, considerando que las normas son válidas en cuanto sean éticamente justas o, viceversa, considerando que las normas son justas en cuanto sean válidas. La primera de estas ideologías coincide con el iusnaturalismo o moralismo jurídico, el cual conlleva una confusión del deber ser con el ser de las normas, mientras que la segunda corresponde al legalismo o estatalismo ético, el cual confunde el ser con el deber ser de las normas. Por otra parte, la falacia naturalista impide confundir tanto la efectividad de las normas con los valores de justicia relacionados con la legitimación externa, como la normatividad constitucional propia de la legitimación interna con la efectividad de las leyes ordinarias.

1.2.1.2. Tesis científica.

Esta tesis impide fundamentar la validez de las normas en parámetros de justicia, de modo tal que los criterios para su determinación deben ser esencialmente jurídicos y deducibles del ordenamiento. Es una tesis vinculada con el monopolio estatal de la producción normativa jurídica.

1.2.1.3. Tesis meta-científica.

Es aquella que defiende la recíproca autonomía entre legitimación interna, legitimación externa y enfoque sociológico. Así las cosas, el discurso sobre la validez debe desatender el moralismo jurídico, evitando la contaminación del papel descriptivo de la ciencia jurídica. Asimismo, todo estatalismo ético debe ser rechazado para salvar el carácter convencional de las normas, lo que posibilita su crítica desde la legitimación externa o desde enfoques sociológicos.

La interrelación entre las tres tesis anteriores configura una concepción positivista del Derecho, también denominada convencionalismo o formalismo jurídico.

1.2.2.Tesis axiológicas.

De acuerdo a esta tesis, relativa a la dimensión prescriptiva de separación entre Derecho y moral, el Derecho y el Estado se justifican en tanto garanticen los derechos y la seguridad de los ciudadanos. Esta tesis coincide con el utilitarismo jurídico, entendido por nuestro autor como un principio meta-jurídico que impone una carga de justificación al Derecho y al Estado. Esta posición se ha manifestado en la evolución del Derecho penal, especialmente, en la configuración de las nociones de delito, proceso y pena. Así las cosas, al tipificar el delito, el ius puniendi debe tender a criminalizar ciertas conductas que causen daños a terceros o, expresado técnicamente, que vulneres bienes jurídicos, procurando evitar manifestaciones de Derecho penal de autor en que se penalicen modos de ser de las personas. En consecuencia, en el proceso penal, el objeto de comprobación debe coincidir con hechos tipificados en la ley y no la moralidad o el carácter. Finalmente, la pena no tiene como finalidad la moralización del condenado, ya que “el Estado no tiene derecho a forzar que los ciudadanos a no ser malvados, sino sólo a impedir que se dañen entre sí. […] Y el ciudadano, si bien tiene el deber jurídico de no cometer hechos delictivos, tiene el derecho de ser interiormente malvado y de seguir siendo lo que es”…

Requiem a un Muro *

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por Jose Ramon Gonzalez Chavez

* Texto elaborado en conmemoración del 25 aniversario de la caída del Muro de Berlín

 

También era un 9 de noviembre, pero de 1989,hace un cuarto de siglo…

Era un jueves y, como tal, fui a mis clases a la Sorbona, en Paris II, en la Facultad de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

Salí corriendo del Instituto Internacional de Administración Publica, donde tomada clases diario desde las 9 de la mañana. Ya eran 10 para las 4 hora a la que debía entrar a mi clase de Ciencia Administrativa, así que apenas tenía el tiempo preciso para anticiparme a la llegada de mi tutor, Roland Drago, hombre de porte y gesto adusto, acentuados por unos lentes de armazón gruesa y mucha graduación, a los que aderezaba un pelo cano y encrespado, que hablaba muy bien de su carácter, así que nadie -al menos, con toda seguridad, yo- tenía el menor interés de llegar tarde y solicitarle entrar al salón.

Salí corriendo del Instituto por la avenida Observatorio hacia la entrada principal del Jardín de Luxemburgo, que me quedaba en la esquina con la calle Augusto Compte. Aunque tuviera poco tiempo, lo prefería a irme por la calle Saint Michel, un trayecto comparativamente más aburrido que el de esta opción, que ofrecía siempre una bella vista frontal del palacio, que con cada estación cambiaba de ropaje. Era la mitad del otoño, así que empezada a hacer frío; las hojas secas de los árboles, que ahora tenían tonos rojos, ocres y amarillos, sonaban de un modo particularmente hermoso al ser movidas por el viento y caer al suelo, creando un tapiz multicolor y a la vez sonoro a cada pisada

Como siempre, al llegar hasta la plazoleta central del jardín, tomaba a la derecha para salir justo a la Rue Soufflot, cuyo recorrido me regalaba también una vista monumental y continua del Panthéon hasta la entrada de la escuela.

Subí a zancadas las amplias escaleras del ala sur del recinto que llevaban al salón y para mi fortuna llegue al mismo tiempo que mi tutor caminaba en sentido contrario por el pasillo. Entré atrás de él yme coloque en mi lugar de siempre al fondo pegado al ventanal, para tener la vista hermosa del Panthéon y ver el momento en que se iluminaba, al caer la tarde.

La clase transcurrió como cualquier otra. Para ese momento ya me había desecho del pesado fardo de tener que traducir todo,escuchaba la clase como si fuera en español, ayudado por la voz potente e impostada y la dicción especialmente clara y sin rastro alguno de acento (era de origen argelino) que correspondía a un profesor de la talla de Drago.

Salí de la escuela a las 8 de la noche. En estas épocas anochece temprano. Todo parecía ser un día normal. Ningún rasgo extraño en la cara de la gente, salvo el dejo nostálgico que trae el otoño. Pase a la óptica de la esquina de Soufflot y Rue de la Sorbonne por unas fotografías que había mandado revelar. Me detuvieron -como es recurrente en esa zona- unos turistas japoneses que en mal inglés y peor francés me preguntaban sobre la ubicación del Zig Zag, un Pub que se encuentra entre la Rue de Cannes y Lenneau, en pleno corazón del Cartier Latin. Estaba de humor y sin prisa, y como no entendían mi improvisado lenguaje de señas, mejor tome una hoja de mi libreta y les hice unmapa.

Caminé, como de costumbre, hacia la estación “Luxemburgo” del RER que tomaba hasta la estación “Cité Universitaire”. Nada parecía dar muestras de ser algún día especial, al contrario la sensación era más bien de rutina. Era el final de una hora “pico”, así que el metro venía algo cargado. A medios empellones entre al vagón y me ubiqué en el pasillo. Por ser zurdo me detenía de la abrazadera con mi mano izquierda y eso me permitió ver la edición vespertina de un diario, doblado bajo el brazo izquierdo del vecino a mi derecha, del cual surgían algunas palabras que aludían al muro de Berlín. No se podía leer bien de que se traba la nota, pero en una parada, desplegó el diario en la primera plana y entonces pude ver con toda claridad las 8 columnas: “Cayó el Muro de Berlín”.

Ya había pasado recientemente lo de la Plaza Tien An Men en Pekin; la actividad bélico geopolítica del dúo hiperdinámico Reagan-Thatcher era manifiesto; por su parte y en la misma tónica, el papa Juan Pablo II con el sindicato Solidaridad en Polonia y en otras naciones que poco tiempo después se identificarían mediáticamente como Los Países del Este; Gorbachev con su Cambio (Perestroika) y Transparencia (Glasnost) al interior dela todavía Unión Soviética y su relación con sus países aliados. Pero esto era realmente inusitado, sorprendente -lo comenté con el dueño del periódico- por lo que por décadas significó ese muro.

Cuando llegue a la «Casa de México» en la «Loge» (vestíbulo) todo era algarabía. Los estudiantes de derecho, política, administración pública, con ojos de plato comentaban, reían, dudaban… «Todos a Berlín!, Todos a Berlín!» comenzaban a gritar.

Prendí la tele y ahi pude ver imágenes de la Puerta de Brandemburgo. Llamaba fuertemente la atención que no había adultos ni viejos, que fueron quienes vivieron y sufrieron con mas intensidad las secuelas del muro. Solo jóvenes. Después nos enteramos que «para la foto» habían abierto una entrada y una salida angostas y que al pasar los alemanes orientales con su pasaporte recibían 100 dolares para gastar del otro lado; abarrotaban los Mc Donalds; las vinaterías; era la primera bacanal global…

La guerra fría y con ella el riesgo de la Guerra Total –al menos por ese momento- terminaba también. hubo quien hasta osó escribir sobre «El Fin de la Historia». Pero el fin de la dialéctica capitalista-socialista anunciaba al mismo tiempo, aunque de manera tácita, el mundo unipolar, con sus nuevos evangelios y todos sus profetas y discípulos.

El Siglo XXI comenzaba realmente en 1989…

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Vicente Guerrero y el Prisma de las Historias

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Por Jose Ramon Gonzalez Chavez

* Texto preparado para la presentación del ciclo de conferencias «Vida y Obra de Vicente Guerrero». Auditorio Sentimientos de la Nación, Chilpancingo Guerrero. 10 al 13 de agosto de 2015.

 

Un Estado en convulsión, inmerso entre el inminente arribo de la modernidad y la profunda crisis interna, política económica y social.

Un territorio de grandes riquezas, y una sociedad con grandes desigualdades, pobrezas y discriminaciones.

Un entorno político de violencia, enfrentamientos, deficiencias, necesidades, traiciones, pero también de potencialidades, oportunidades y esperanzas.

No, no estoy hablando del periódico de hoy, sino del entorno que envolvió la etapa insurgente por la independencia, que es más amplia en el antes y el después que el intervalo que comprende las fechas conmemorativas del 16 de septiembre de 1810 y el 27 de septiembre de 1821.

El Gobierno del Estado de Guerrero a través de la Secretaría General de Gobierno, lleva a cabo desde el lunes y hasta mañana jueves un ciclo de conferencias sobre la Vida y Obra de Vicente Guerrero, en las que se abarca desde diversas perspectivas la figura de uno de los defensores (quizá el más importante) de la Igualdad Jurídica, la República y el Federalismo.

No haré reseñas de las ponencias presentadas. En su lugar me permitiré hacer una reflexión personal respecto del valor de la historia como sujeto de conocimiento en la actualidad.

La ciencia, al menos desde los años 60´ del siglo pasado, incluyó como uno de sus requisitos indispensables la falibilidad de sus productos de conocimiento y eso –hay que decirlo- propició, entre otras muchas cosas, que hayamos avanzado en términos positivos más en 50 o 60 años que en todo el resto de la historia.

La consecuencia de esta modificación sustancial del concepto de ciencia ha sido una sensible relativización de sus principios fundamentales, a grado tal que en la actualidad llega a ser considerada como el mero ensayo de posibles soluciones a problemas mediante la proposición de conjeturas y su constante refutación.

Stephen Hawkin en su reciente libro “El Gran Diseño” refiere que bajo este piso tan viscoso en que nos ha dejado parados la realidad cognitiva, no tenemos más que aceptar un modelo que nos permita construir la realidad a partir de la conjunción de todas las verdades posibles.

En este contexto, al navegar como pasajeros del barco de la historia en la vida y obra de personajes ilustres como Vicente Guerrero, nos enfrentamos a la convergencia múltiples facetas, como si fueran las de un prisma: La historia de bronce, la de papel, la mitológica, la coloquial, incluso la poética, cada una con un fondo, una razón, una intención.

Con cuál de todas esas facetas hay que quedarnos? Pues si alguien pidiera mi opinión diría que siguiendo a Stephen Hawkin no me queda más que responder que con todas, pues como un prisma, como una piedra tallada, cada una de ellas me regala un aspecto único y hermoso, con todos sus claroscuros, de una misma pieza del gran joyero de nuestro pasado, caleidoscopio del cual, en nuestra calidad de humildes copropietarios todos, guerrerenses y mexicanos, nos hacen sentirnos cada vez más orgullosos del tesoro de nuestro pasado y ubicarnos en el centro del «aquí y ahora», para entender, para no olvidar, para asumir.

Supremacía Constitucional, Reforma e Inviolabilidad de la Constitución*

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Comentarios al Título Décimo Cuarto de la
Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Guerrero

* Texto elaborado para la obra:

«Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Guerrero Comentada (julio 2015)»

Por José Ramón González

El respeto a la Constitución por todos (sujetos, actores, operadores jurídicos y autoridades), es una premisa de observancia primordial en cualquier sociedad que se considere civilizada, pues precisamente en ella se establecen los derechos y preceptos en los que todos estamos de acuerdo y la forma en que estos serán promovidos, respetados y garantizados. De ahí que en el constitucionalismo occidental contemporáneo, el principio de Supremacía Constitucional se yergue a la vez como presupuesto de la aplicación de los principios rectores y como eje organizador del sistema constitucional en su conjunto.
Este principio se aplica tanto a leyes como a personas. En el primer caso, todo ordenamiento o disposición debe contener en su esencia los principios y valores protegidos por la norma constitucionales, por lo que, en caso de encontrar que esta contradice estos los principios fundamentales, por ese solo hecho la autoridad estaría obligada a considerarla inaplicable; o bien, si algún acto de cualquier persona fuese en contra de lo previsto en la norma constitucional, este debería ser considerado inválido, cuando no violatorio al orden constitucional y, por ende, a todas luces sancionable.
En cuanto a la aplicación de este precepto, hasta hace relativamente poco tiempo, en México regía un sistema denominado centralizado o inquisitorio, que en su momento se justificó como una forma de instrumentación de un régimen jurídico de corte positivista en el que el único intérprete de la Supremacía Constitucional aplicada a los casos concretos, era la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
El nuevo siglo trajo consigo también un cambio de paradigma en la forma de concebir y aplicar la Constitucionalidad: el modelo ha ido evolucionando, por ejemplo, hacia uno de corte acusatorio o difuso, mediante el cual, todo juzgador debe resolver sobre la constitucionalidad de las normas, con lo que la Suprema Corte ya no es la única, sino la última instancia para determinar la inaplicabilidad de un precepto o un ordenamiento por considerarlo contrario a la Constitución.
Concretamente, en el caso de la Constitución Política del Estado de Guerrero, a pesar de que se incluye dentro del encabezado del Título Décimo Cuarto, el tema de la Supremacía de la Constitución no aparece en ninguno de los artículos contenidos en este apartado, lo que es de considerarse una laguna importante, pues el constituyente ha omitido precisar de manera expresa la interacción que en este aspecto debe haber entre la Constitución Federal y la del Estado de Guerrero, trascendental en términos prácticos, por ejemplo, para la operación jurídica de los nuevos medios de control constitucional, como la acción de inconstitucionalidad y el juicio de controversia constitucional.
Por cuanto se refiere a las reformas al texto constitucional, la carta fundamental guerrerense sigue la línea establecida por el Constituyente Federal, al establecer la forma y términos generales en que puede sufrir modificaciones, ya sea para la creación reforma o extinción de sus preceptos, dejando a la norma secundaria, en este caso a la Ley Orgánica del Congreso, la definición específica del proceso legislativo correspondiente.
Quizá esta tendencia de apego de la Constitución del Estado a la Carta Magna haya provocado replicar la omisión que la primera tiene en el sentido de omitir la precisión de límites sobre la cantidad y amplitud de los cambios, dejando abierta la posibilidad de que una sola legislatura quede en plena libertad de cambiar, si así se lo propone, la gran mayoría –cuando no la totalidad- de sus artículos, lo que requeriría, al menos como requisito de legitimidad ética jurídica, de la instalación de un congreso constituyente, distinto por su naturaleza y características, al del poder constituido, pues de lo contrario, podría llegarse a caer en el supuesto de un golpe de Estado de facto.
Otra omisión producto –tal vez- de este seguimiento del texto federal por parte del constituyente de Guerrero, es la notoria ausencia de mecanismos de participación ciudadana en las modificaciones constitucionales, como la iniciativa constitucional ciudadana, el plebiscito y el referéndum, que en otros sistemas jurídicos son requisito sine qua non para la legitimidad y vigencia plena, en caso de reforma a las disposiciones jurídico políticas fundamentales.
Algo digno de tomar en consideración en el contexto de la reciente inclusión de figuras nuevas en el orden constitucional, es el tema del control constitucional a priori que debería realizar el Congreso cuando menos a las propuestas de iniciativa de modificación a normas constitucionales, lo que sería de gran utilidad para efectos de hacer más eficiente y propiciar una mayor eficacia del sistema de justicia en su conjunto, incluyendo, por supuesto, los nuevos medios de control.
El articulado del ordenamiento fundamental del estado de Guerrero culmina con una disposición relacionada con el principio de Inviolabilidad a la Constitución, que junto con el de Supremacía, que es su complemento interactivo, constituye la base sobre la que se sustenta el Estado Constitucional.
Como en el caso del dispositivo anterior, en lo tocante a este aspecto el constituyente también se limita a replicar lo dispuesto por la Carta Magna, lo que nos parece lamentable, pues si bien el sentido de Inviolabilidad Constitucional (la imposibilidad de trastocar, no una o varias normas constitucionales, sino el régimen jurídico establecido y con ello imposibilitar la garantía a los derechos fundamentales y la seguridad y certeza jurídicas que el mismo tiene a su cargo) sigue vigente, teniendo en cuenta el nuevo paradigma constitucional, el constituyente bien podría haber aprovechado el espacio para sustentar dicha inviolabilidad ya no en la mera imposición normativa de corte netamente positivista, sino en conceptos que van mucho más allá de esta visión ya rebasada, dándole con ello un sentido más fresco y evolucionado.
Sin perjuicio de lo anterior, cabe remarcar que al igual que en el caso Federal, la constitución del estado deja de lado el tratamiento al tema de las posibles sanciones a las personas o grupos que pudiesen atentar contra esa inviolabilidad constitucional, ausencia que también queda de manifiesto en la legislación secundaria.

La Bandera y el Escudo Nacionales de México: Simbolismo e interpretacion.

bandera+

(Foto tomada por el autor en el Palacio de Gobierno de Chilpancingo, Guerrero)

La Bandera y el Escudo Nacionales de México: Simbolismo e interpretacion.
Por José Ramón González Chávez
Por supuesto que esto no será noticia hoy en los medios (como no hay escándalo…) ni «Trend Topic» en Facebook, comparado con asuntos mas «importantes» como los óscares, la detencion de narcos y esas cosas.
No obstante, quedo como siempre atento a sus comentarios, adiciones, observaciones, etc. en este espacio.
El texto fue publicado originalmente en la Revista «Derecho y cultura» y luego por el Instituto Tecnologico y de Estudios Superiores (Tec) de Monterrey.
Saludos JRG
. . . . . . . . . . . . .
SIGNIFICADO SIMBOLICO DEL ESCUDFO Y LA BANDERA NACIONAL DE MEXICO
Por José Ramón González Chávez
Nunca se perderá, nunca se olvidará
Lo que vinieron a hacer,
lo que vinieron a asentar en las pinturas:
su renombre, su historia, su recuerdo.
Así en el provenir,
jamás perecerá, jamás se olvidará,
siempre lo guardaremosnosotros,
los hijos de ellos, los nietos, hermanos,
bisnietos, tataranietos, descendientes,
quienes tenemos su sangre y color,
lo vamos a decir, lo vamos a comunicar
a quienes todavía vivirán, habrán de nacer,
los hijos de los mexicas, los hijos de los tenochcas….
(Fernando Alvarado Tezozomoc, “Crónica Mexicayotl”)
. . . . . . . . . . . . .
A mi madre.
. . . . . . . . . . . . .

En todas las culturas y las épocas, los grupos sociales, desde los clanes y tribus, hasta las comunidades de naciones, han tenido sus emblemas de unificación (tótems, banderas y escudos, estandartes, pendones) creadores y mantenedores todos ellos de una conciencia de identidad colectiva. México no es la excepción:

La “enseña patria” –como también se le llama a nuestra bandera- es, de todos los emblemas nacionales, el más claro, contundente y definitorio de nuestra identidad como mexicanos. Tal vez por eso nunca reparamos en su profundo significado; en su grandilocuencia como símbolo de la nación a la que pertenecemos, como lo demuestra la poca o mejor dicho casi nula bibliografía dedicada a la consideración histórica de los símbolos que la integran y a cómo éstos se han ido fusionando paulatina pero constantemente a lo largo de los siglos.

La bandera es por supuesto, símbolo de identidad nacional. Sin embargo, en su confección simbólica, lo distintivo de la bandera mexicana es que es producto de la mezcla de alegorías provenientes de tres civilizaciones, distintas tanto en el tiempo como en el espacio:

  1. La indígena prehispánica, derivada de las mitologías olmeca, maya y azteca;
  2. la española, religiosa y colonial; y
  3. la franco-inglesa del liberalismo ilustrado.

Por eso nuestra bandera, símbolo nacional a todas luces mestizo, es el espejo fiel de nuestra identidad cultural multicolor y multiforme, refleja a la perfección nuestra identidad como mexicanos, como una sociedad única e irrepetible; ni mejor ni peor, sino distinta a las demás que existen en el orbe.

A continuación analizaremos cada uno de estos tres vectores de influencia:

I) LA APORTACION INDIGENA (Prehispánica):

Son cinco los símbolos principales aportados por las culturas prehispánicas al escudo nacional y por extensión a nuestra bandera:

  1. La Montaña Sagrada, rodeada de agua (Altepetl)
  2. La Piedra de Fundación;
  3. El Árbol Cósmico (Tunal);
  4. El Águila;
  5. La Serpiente;
  1.  La Montaña Sagrada.

Desde tiempos inmemoriales, la tierra, esa Terra Patria o tierra de los padres, constituyó el símbolo de identidad más íntimo y persistente entre los hombres. Desde las poblaciones sedentarias más antiguas hasta el “Blut Und Bloden” del 4° Reich, el derecho por la tierra y la sangre (ius solis y ius sanguini) se erige en fundamento jurídico de la nacionalidad, y aún en nuestros días puede verse, olerse y sentirse con claridad en fenómenos como la unión Europea, Irak, los Balcanes y hasta Chiapas.

En mesoamérica, entre 1500 y 800 antes de nuestra era aparecieron los primeros cacicazgos. Como en muchas civilizaciones de la antigüedad, el mito de la creación que acompañó a las fundaciones de estos señoríos narraba la aparición maravillosa de la Primera Montaña Verdadera, la colina que brotó de las aguas primordiales y que contenía en su interior el agua fertilizadora y las semillas nutricias que sustentaron a los primeros seres humanos[1].

Esta montaña primigenia, ya estaba presente entre los Olmecas y entre los nahuas, llamándola estos últimos Altepetl, (Atl-Agua, Tepetl-Cerro), vocablo que se traduce como cerro rodeado o lleno de agua, donde reposan las semillas fundamentales, término que llegaron a usar como sinónimo de Reino o Estado[2].

El glifo del Altepetl es significativo, pues la parte baja del cerro se dibujaba como una red cuadriculada con un círculo en el centro, y que era símbolo de la tierra.

Al centro la plaza ceremonial de la capital de cada reino -corazón simbólico de la patria-, se levantaba la Primera Montaña Verdadera, un montículo que dominaba el centro ceremonial de forma cuadrangular, acompañado por la plaza hundida, que simulaba el estanque donde reposaban las aguas primordiales y los edificios consagrados a los dioses protectores el gobernante supremo[3].

Así, el concepto de patria se vincula al de residencia ancestral, pasada, presente y futura; lugar donde se producen los alimentos esenciales del cuerpo, el alma y el espíritu; sitio donde transcurre la vida común, todo lo cual une a los miembros del grupo. De esta manera, tres sitios dominaron el entorno urbano prehispánico: la casa de los dioses (el templo, la vida espiritual), la de los comerciantes (el mercado, la vida económica) y la del emperador (el palacio, la vida política)[4] y la ocupación de la tierra constituyó el derecho de propiedad supremo, el título más radical sobre el territorio.

2.- La Piedra de Fundación

La Piedra (Tetl) asentada al centro de la Montaña Sagrada (Altepetl) no es otra cosa que el corazón de Copil, hijo de Malinalxochitl, hermana mayor de Huitzilopochtli, el colibrí del norte, dios tutor mexica (águila en el cielo de día, jaguar en el cielo de noche). Una vez, al pelearse Malinalxochitl con su hermano, fue apartada de la tribu, yendo a refugiarse a Malinalco, donde procreó a Copil, alimentándolo con el odio que le profesaba a su Hermano.

Cuando los mexicas se asentaron en las faldas del cerro de Chapultepec (otro cerro de agua) y comenzaron a ser hostigados por los pueblos vecinos, Copil comenzó a sublevar a los pobladores de la cuenca contra el dios-rey. Copil subió a la cima del cerro para contemplar la destrucción de sus enemigos. Sin embargo, Huitzilopochtli, enterado del plan de su sobrino, se adelantó y lo capturó, y él mismo lo decapitó, le arrancó el corazón, entregándolo a uno de sus sacerdotes, quien lo lanzó lo más lejos que pudo, yendo a caer en el Altepetl ubicado en el centro de la laguna, y convirtiéndose en la piedra (Tetl) de donde nació el nopal, que reprodujo su corazón en miles de tunas rojas. La leyenda sugiere entonces que Tenochtitlan fue fundada sobre el corazón de los enemigos de Huitzilopochtli y por extensión, del pueblo Mexica.

De hecho, la palabra Tenoch bien puede ser una combinación de las palabras Tetl y Nochtli (Piedra – Tuna). En ese mismo sentido, el término Tenochtli significa la tuna nacida de la piedra sagrada y Tenochtitlan seria “el lugar del tunal que nace de la piedra sagrada”.

Como dato curioso podemos señalar que desde sus primeras representaciones, este símbolo de la Piedra aparece decorado con tres franjas diagonales entrelazadas de color verde, blanco y rojo, mismo que por cierto está presente también en el icono de la virgen de Guadalupe viendo a Tenoch convertido en un arcángel de alas tricolores.

3. El Árbol Cósmico

Los mayas representaban este eje fundacional, con la planta del Maíz. También dibujaban los cuatro rumbos del cosmos con árboles propios de su región, heredando esa tradición a los demás pueblos mesoamericanos. De ahí nació probablemente la costumbre de representar a cada región por su árbol emblemático. Así, tal como la Ceiba representaba la región maya, las tierras situadas al norte de Tenochtitlan fueron representadas por el Cactus, de tal suerte que los Mexicas, provenientes del norte, adoptaron el Nopal como su árbol emblemático.

La tuna, fruto de pulpa jugosa, calma el hambre, y su jugo colorado calma la sed. Por tales características ocupó un lugar privilegiado en la iconografía sacrificial de los aztecas, pues representó el corazón humano y más precisamente, el corazón de los sacrificados al sol (cuanochtli), siendo su jugo emblema de la sangre (chalchihuatl), esencia vital, soma, elixir sagrado. El códice florentino dice al describir la tuna: “Los corazones de los cautivos sacrificados los llamaban <cuaunochtli tlazoti>, las preciosas tunas del águila. De modo que en la imagen y los símbolos de la fundación de Tenochtitlan la tuna aparece asociada con el sacrificio de corazones para alimentar al águila, al sol, Tonatiuh, la deidad nacional mexica.

4.- El Águila:

El águila, elemento “Yang” de los escudos mexicas, es el águila dorada (aquila crisateos), ave que defiende su nido como ninguna, se aparea con su pareja de por vida, es monógama. Entre los pueblos cazadores, anteriores incluso a los aztecas, era un símbolo solar tradicional, que aludía a la fuerza violenta.

En el emblema mexica, los símbolos de guerra: el Atl Tlachinolli (el himno de guerra cantado por el águila) y los escudos y las flechas están asociados con el águila, y aluden a la guerra sagrada que nutre al sol con corazones humanos y asegura el equilibrio cósmico.

5.- La Serpiente:

La Serpiente apegada a la tierra, es en cambio símbolo terrestre, elemento “Yin” entre los pueblos agrícolas, pero también en su doble ascepción como símoblo de la vía láctea reina de la noche. Está relacionada con la vida en sus aspectos positivo (fertilidad) y negativo (muerte). Tlaloc “el que hace brotar la vida”, tiene un ato de serpientes en una mano. Xiutehcutli es la tierra-ígnea (xiu = fuego, lengua de serpiente) [5]. La sangre de la serpiente fertiliza la tierra.

Un fragmento del canto de la diosa tierra de los mexicas  reza: “… el águila está parada con su sangre de serpiente...”

En conjunción, la imagen del águila que lucha contra la serpiente, en su sentido histórico expresa la batalla que libraron los guerreros contra los agricultores que poblaban la cuenca de México, con lo cual, en términos exotéricos el emblema de Tenochtitlan es una exaltación de la guerra que permitió construir el poder de la nación mexica. Pero en el Nahuatlatoli, lenguaje esotérico de los mexicas, al contrario de la creencia vulgar (divulgada a partir de la colonia para hacer congruente el símbolo con los dogmas católicos), el águila no devora a la serpiente, sino que lucha junto con ella, están en igualdad de fuerzas y por tanto en las mismas posibilidades de vencer. Es el símbolo de la victoria por la lucha de los contrapuestos, o más bien, en términos herméticos, de los correspondientes y complementarios; del Ser (Yang) y del Espíritu (Yin), que en lucha permanente generan y mantienen la Vida en perpetuo movimiento (tai-chi).

El Edén maya, donde se creó el maíz y nacen los niños, se llama Tamoanchan, que quiere decir “La casa del Águila (Cielo) y la Serpiente (Tierra)”. En el mito maya, el Águila trajo la sangre de la Serpiente, que al mezclarla los dioses con el Maíz formaron la masa con la que hicieron al Hombre.

Los peregrinos de Iztlan (la ciudad blanca, origen y destino de los aztecas) son tamoanchanes gentilicio que significa “procedentes del lugar del águila y la serpiente” (así también se nombraba a los olmecas).

Cuando los mexicas vencieron a los tepanecas en 1427, se convirtieron en la mayor fuerza política de la cuenca de México y fundaron la llamada “Triple Alianza”, junto con Texcoco y Tlacopan, Confederación imperial que adoptó íntegro el símbolo como estandarte nacional. Cada vez que se conquistaba un pueblo, se colocaba el blasón en la cima de su templo principal, a fin de representar: a) la legitimidad de la ocupación territorial; b) la unidad de la federación; y c) la obsesión por la grandeza futura. De esta manera, el símbolo mitológico se convirtió en insignia universal del Estado Mexica.

II) La aportación española (Colonial):

Al fundar los conquistadores su ciudad sobre los escombros de México-Tenochtitlan, la ciudad antigua se transformó en “Historia de la nueva”. Los cronistas que cuentan los avatares de la nueva fundación, regresan siempre casi obligadamente a la crónica de la antigua ciudad y nación; La visión ancestral permea, sobrevive y en ciertos aspectos se impone y vence a la nueva[6], a pesar del esfuerzo de los españoles por imponer su cultura a la prehispánica.

Al principio de la conquista, los españoles llamaban a la ciudad “Temixtitan” (degeneración lingüística de Tenochtitlan), pero luego se decidieron por el nombre más sonoro de México; el reino, en cambio, le llamaron “Nueva España”. Esto a la larga suscitó pugnas por imponer un concepto al otro, rencores y enfrentamientos que no fueron resueltos sino hasta bien entrado el siglo XIX ala consumación de la independencia, triunfando el nombre y el símbolo prehispánicos.

Al principio de la colonia, el nombre de México se uso en distintas regiones de la Nueva España; muchos topónimos retomaron el apellido de la capital: el mar de la costa atlántica fue llamado “Golfo de México”, el territorio más al norte del reino fue nombrado desde entonces y hasta la fecha “Nuevo México”, solo por citar unos ejemplos.

  1. El escudo de armas de la Ciudad.

El 17 de diciembre de 1527 Carlos V de España, I de Alemania, decide darle escudo de armas a la ciudad conquistada[7]. Este resultó ser una mera copia de sus similares castellanos. Del antiguo emblema indígena solo sobrevivió el pálido reflejo de la laguna y las hojas sueltas del nopal, desprendidas del árbol mitológico. Pero al imponer el peso de la tradición heráldica hispana y borrar prácticamente la indígena, el nuevo escudo, en lugar de propiciar cohesión, desencadenó una serie ininterrumpida de rechazos, que se convirtieron en un problema para los políticos gobernantes y para los clérigos de la ciudad, que tenían que lidiar día tras día con la población nativa, con cuyos brazos se edificaba la nueva ciudad. De hecho el escudo imperial tampoco resultó del gusto de los conquistadores y sus descendientes, dados a ensalzar la grandeza, las virtudes y riqueza de la ciudad antigua. En fin, unos se resistieron a usarlo y otros de plano se afanaron en reemplazarlo; el caso es que nadie estuvo de acuerdo con él.

Ante tal problema, el gobierno de la ciudad encontró una solución burocrática: Ya que el escudo imperial carecía del “timbre insignia” (en ese entonces era necesario que todo escudo llevara este distintivo en la parte superior), el ayuntamiento le añadió el escudo nativo del águila y la serpiente sobre el tunal. Así por un golpe de prestidigitación política, el escudo mexica se sobrepuso a la heráldica hispana.

No conformes con esta decisión, los mismos habitantes de la ciudad presionaron a las autoridades locales para construir una fuente en medio de la plaza mayor, coronada con el emblema mexicano[8] que por cierto ahora adorna el centro de plaza donde está la “iglesia de la aguilita” en la merced.

Los clérigos sensibles a la idiosincrasia y el sentir de la población mexica, notaron el apego de los mexicanos a su emblema, y prestos se dieron a la tarea de incluirlo en la iconografía de sus iglesias y pinturas[9].

El Virrey Palafox, alarmado por el rechazo de la población a las insignias imperiales, ordenó suprimir el escudo mexicano y quitar el águila de la fuente, sustituyéndola por “imágenes cristianas”. Sin embargo, la medida no tuvo el éxito esperado, pues los mexicanos siguieron usando su escudo tradicional.

Con el tiempo, las inconformidades calladas se volvieron oposiciones rebeldes: comenzó una guerra de símbolos sin tregua, que se agravó cuando se empezaron a representar a los continentes con figuras de mujeres ataviadas con ropas y ornamentos propios de cada uno de ellos, que si bien eran llamativos para los europeos, para los novohispanos resultaban realmente ofensivos.

A fines del siglo XVI, el clero, funde la imagen mexica con la de la virgen de Guadalupe. Los íconos europeos de América, fueron sustituidos por imágenes de rasgos indígenas. Esta reivindicación étnica-social de las imágenes tuvo un claro sentido político, pues con ellas la burguesía criolla pretendía transmitir una situación de igualdad política entre ambos reinos.

El teólogo nacionalista Miguel Sánchez, relator del “milagro” de Juan Diego y la Virgen, es también el creador de la unión mística entre el símbolo del águila y la serpiente y el de la virgen de Guadalupe, llegando a afirmar que dicho milagro estaba prescrito en las sagradas escrituras, con lo que mezcló este ícono con el Apocalipsis de san Juan y las tradiciones mexicas.

El poder de la imagen rebasa al de las palabras y los sermones. Comienza la “fiebre” nacionalista Mexicano–Guadalupana. Para inicios del siglo XVIII las ciudades se habían transformado física y socialmente en núcleos de población mestiza. La burguesía local, creciente en número y poder económico, comenzó a buscar una identidad propia, y en ese afán rechazó los símbolos hispanos y dirigió la mirada de vuelta a los emblemas tradicionales de la antigua capital. En 1737 la Virgen de Guadalupe es declarada patrona de la Ciudad de México y una década después, de la Nueva España. Vuelve entonces a usarse el emblema del águila y la serpiente como timbre del escudo colonial, y es aceptado ya no solo por mestizos, también por criollos, indígenas y las mismas autoridades virreinales, quienes ahora lo defienden.

La progresiva penetración del escudo mexicano en el imaginario colectivo y en los diferentes niveles y bloques de poder, abrió las puertas de la iglesia que antes lo repudiara como símbolo de hereje idolatría; ahora buscaría y conseguiría reconciliarlo con los símbolos de la iconografía cristiana. Se publica entonces la biografía de San Felipe de Jesús (hasta hace poco único santo mexicano) y en la portada del documento se coloca junto a la imagen de este personaje el águila y la serpiente; se empieza a divulgar la idea de que Santo Tomas en forma de Quetzalcoatl vino a México a predicar y difundir la “verdadera religión”, mucho antes de que Colón llegara a este continente. Algo similar sucedió con San Juan Evangelista, al afirmarse que la visión que tuvo en la Isla de Patmos, fue realmente la de la aparición de la virgen y la fundación de México Tenochtitlan(!!!); se empieza a representar a la virgen flanqueada por Juan Evangelista y Juan Diego (que sustituye a la antigua mujer indígena) a cada lado.

En una especie de simbiosis política, económica, social, cultural y religiosa, tendiente a la conformación de una nueva identidad nacional, nace la orden secreta de corte masónico de los “Guadalupes”; Clavijero escribe su historia de México, añadiendo por primera vez la parte de la historia prehispánica y colocando en la portada el emblema mexica. En una forma poco usual, los conceptos de territorialidad, soberanía política, protección divina e identidad nacional se hacen fundir en un símbolo religioso prehispánico colonial. La conversión de los indígenas al catolicismo por fin triunfa 200 años después de la conquista(!).

Así, las identidades mestiza y criolla fundan el “espíritu mexicano”, que descansa y se afirma en la doble imagen de la virgen de Guadalupe y del escudo mexicano.

2. Las ramas de Laurel y Olivo

En este contexto, la academia de san Carlos creada por los Borbones para imponer el estilo neoclásico en la Nueva España, toma como uno de sus principales íconos el escudo mexicano, agregándole las ramas de laurel y de encino. Le siguieron la Casa de Moneda y la Aduana.

En 1728, surge el primer medio de comunicación social de Nueva España: la “Gaceta de México” que tenía en su portada al águila y la serpiente, agregando arriba de la primera  una estrella y una corona real, con lo que se alude ya a la intención de crear un imperio propio, independiente del español y de que la Ciudad de México fuera la representante del conjunto.

La “fiebre nacionalista”, de la cual se impregnan incluso extranjeros como el Historiador Lorenzo Boturini, llega a su clímax. En los primeros años del siglo XIX apenas momentos antes de que diera inicio el movimiento de independencia, se coloca el águila y la serpiente en las portadas de las catedrales de México y Morelia.

III. La aportación Franco-Inglesa (liberal).

Los dos legados culturales e iconográficos del escudo mexicano y de la Virgen de Guadalupe convergen a fines del siglo XVIII y principios del XIX en el anhelo de crear un Estado independiente de España, fundado en los ideales de la ilustración europea.

Llega Napoleón a España; Fernando VII abdica y sale al exilio. El anticlericalismo se expande hacia las colonias. Las Cortes de Cádiz emiten decretos contra el poder temporal de la iglesia. Se suprimen los fueros eclesiásticos; las órdenes monásticas y la compañía de Jesús son abolidas; desaparece la inquisición.

Los conservadores novohispanos consideran esta situación riesgosa y empiezan a contemplar la perspectiva de la separación política de España. Primo de Verdad proclama la radicación de la soberanía de la nueva España en los ciudadanos que la integran; Hidalgo usa el Estandarte de la Virgen de Guadalupe como símbolo del inicio del movimiento armado.

  1. Los colores de la bandera.

Iturbide lanza en 1821 el plan de Iguala cuyo objeto “trigarante” era la conservación de la Religión católica sin tolerar otra, la Independencia bajo la forma de Monarquía Moderada, y la Unión entre Criollos y Españoles. A estas tres garantías, aluden en términos profanos los colores de la bandera con que se consumó la independencia.

En franjas diagonales, el blanco simbolizaba la pureza de la religión católica; el verde representaba la esperanza de los ideales del movimiento insurgente, o sea la independencia; y el rojo al grupo español adherido al impulso libertador. La virgen y el águila habían desaparecido (la patrona de los realistas era la virgen del Pilar).

Ante la traición de Iturbide al movimiento social de insurgencia, renacen en este amplio grupo de la población los emblemas indígenas. En reacción, Iturbide decreta la cancelación del escudo de armas español y la sustitución por el emblema mexicano. Casi de inmediato a este decreto, emite otro en el que se dispone que la bandera mantenga los mismos tres colores pero en franjas verticales verde, blanco y rojo (al estilo francés) y con el águila al centro, pero sin serpiente y tocada con una corona imperial, con el perfil hacia el rojo (España).

La declaración de Independencia significó también el fin de la guerra civil. El emblema mexicano también fue aceptado por la iglesia, que apoyo la consumación de la independencia en la Profesa y la coronación de Iturbide. En 1822 la organización de los Guadalupes se convierte en Orden Imperial. El discurso político acorde a la línea de Fray Servando, se orienta a justificar el imperio como mecanismo de restauración de aquel que fuera derrocado tres siglos antes por los españoles. Era la restitución del cetro de Moctezuma, la “resurrección de América”. Se anunciaba en todo el territorio que se había restablecido el imperio más rico del mundo. Pero en la realidad, detrás de la monarquía se mantenían los poderes reales: La burguesía, el ejército y el clero.

Iturbide abdica en 1823 y con la Forma de gobierno Federal se restablece el emblema mexicano, ya sin corona y con el perfil hacia el Verde (la esperanza insurgente). Despojado de todo sentido religioso, la bandera nacional se convierte en el primer emblema cívico, no religioso, que unió a la antigua insignia indígena de los mexicas con los principios y las banderas surgidas de la guerra de liberación nacional y con el pensamiento occidental de la ilustración.

Sentido Esotérico:

Tal como sucedió en muchas naciones de Europa y América, las sociedades secretas, en especial la Francmasonería, jugaron un papel muy importante en el diseño del lábaro patrio, no solo al incluir emblemas alusivos a la Libertad, la Igualdad, la Fraternidad, sino también elementos de lo que René Guénon denomina como el simbolismo sagrado tradicional.

La forma de la bandera atiende en su confección al número de oro pitagórico. Masónicamente, los colores de los tres tramos verticales de igual dimensión, corresponden a los tres grados simbólicos: Aprendiz (blanco), Compañero (Verde) y Maestro (Rojo), y alquímicamente al azufre, el mercurio y la sal.

Respecto del mencionado conocimiento sagrado universal, el conjunto simbólico formado por el águila y la serpiente se encuentra en infinidad de culturas y disciplinas, por ejemplo, en la mitología china, persa, egipcia, en la alquimia, solo por mencionar algunas.

En cuanto a los colores del lábaro patrio, éstos se encuentran vinculados profundamente al conocimiento alquímico: Por una parte, la involución vegetal, de energía centrípeta (yin), cuya esencia interna es la sabia (verde), se desarrolla a expensas de la energía solar, por medio de la función clorofílica.

Por otra, la evolución animal, de energía centrífuga (yang), cuyo medio interno es la sangre (rojo), se desarrolla en las criaturas por la energía anímica. Ambos mundos presentan un aspecto dualista de alto contenido simbólico y hermético y esta circulación de energía vital de ambos reinos refuerza singularmente el valor esquemático del nopal/tuna y el águila/serpiente del escudo.

La simbiosis de ambos reinos, del binomio verde y rojo, se resuelve en el blanco de la Sal (centro, ollin, movimiento, energía interior, Chi), color del tramo central de la bandera (reino mineral, de nuevo la tierra) y que representa la pureza de la Luz de la vida manifestada (blanco) con la que se restaura el equilibrio del mundo.

IV. CARACTERÍSTICAS DE LA BANDERA ACTUAL.

Tres características distinguen al emblema mexicano:

  1. El predominio de los símbolos antiguos sobre los recientes: la regla es que lo antiguo es lo más sagrado. El emblema indígena ha probado ser capaz de resistir los efectos destructivos del paso del tiempo y de los gobernantes. El antiguo blasón indígena se ha impuesto al embate de otros símbolos que en distintos momentos han amenazado con usurpar la representación nacional.
  1. Ese emblema es, asimismo, un símbolo de la resistencia indígena que enfrentó a la invasión española y todos sus excesos. Quizá por eso concentró en él las nociones de legitimidad y defensa del territorio autóctono. Su característica fundamental es su representatividad, su capacidad para convocar a grupos y clases diversos.
  1. El emblema del águila y la serpiente al mezclarse con el de la virgen de Guadalupe e infundirle a esa imagen un acentuado sello de mexicanidad, se transformó en un catalizador mítico que afirmaba la identidad indígena con el pasado remoto. Y para los criollos y mestizos vino a ser un puente entre su presente incierto y un pasado iluminado por el prestigio de la antigüedad. De este modo el emblema indígena comunicó a estos grupos entonces tan distintos, una imagen del pasado que reunía las nociones de origen, parentesco, grandeza, vitalidad, legitimidad y prestigio.

La sociedad, al establecer comunicación con su imagen triunfa sobre el tiempo, crea su historia, se constituye a sí misma y garantiza su viabilidad. De tal suerte, el grupo es capaz de participar de su propio pasado, lo asume vivo, convive en una especie de comunión mística con aquello que le dio existencia. En suma, los mitos son para la mentalidad primitiva tanto una expresión de la solidaridad del grupo social consigo mismo en el tiempo y con otros seres que lo rodean, como una forma de perpetuar y reavivar el sentimiento de esa solidaridad.

La historia mexicana muestra que los símbolos visuales han sido los transmisores más eficaces de los mensajes políticos y culturales. Esta forma de ver nuestros símbolos de identidad contradice la tesis de los historiadores y antropólogos que afirman que la conquista española hizo tabla rasa de las antiguas culturas mesoamericanas. No lo hizo, ni lo hará.

Conjuntos simbólicos como el del escudo nacional han resistido con éxito la invasión de distintivos extranjeros y a la postre se han impuesto sobre ellos. El escudo mexicano deja de ser representativo de una etnia para convertirse una divisa colectiva. A diferencia del emblema guadalupano, el escudo nacional es un símbolo pagano, profundamente popular, transmisor de un mensaje de identidad que apela a la unidad histórica de la nación.

La independencia de Estados Unidos de América y la revolución liberal francesa aceleraron la formación del nacionalismo moderno y sus emblemas. Pero al estamparse la antigua insignia de los mexicas en el blanco de la bandera tricolor, se conservó la individualidad de la representación nacional. Al acudir a la fuerza del emblema indígena de raíces milenarias, se logró la unidad nacional y su proyección hacia el futuro.

Las identidades colectivas no son entes inmutables cristalizados para siempre en el tiempo. Por el contrario, son concepciones constantemente recreadas y cambiantes. Al mantener el oído atento a los murmullos del pasado y a los asedios del presente no puede olvidarse la amonestación del Alfonso Reyes:

“…Nos une la profunda comunidad de la emoción cotidiana ante el mismo objeto natural. El choque de la sensibilidad con el mismo mundo, labra, engendra un alma común. La emoción histórica es parte de la vida presente y sin su fulgor, nuestros valles y nuestras montañas serían como teatros sin luz. No le neguemos al poeta la evocación, no desperdiciemos la leyenda. Si la tradición nos fuere ajena, está como quiera en nuestras manos y solo nosotros disponemos de ella…”

José Ramón González Chávez

BIBLIOGRAFIA:

  • Banco Internacional, – NAFINSA. Banderas de México, México, Miguel Ángel Porrúa, 1985.
  • Blancarte, Roberto. Historia de la Iglesia Católica en México, 1ª reimpresión, México, Fondo de Cultura Económica, 1993.
  • Carrera Stampa, Manuel. “El Escudo nacional” Obra conmemorativa del Sesquicentenario de la iniciación de la Independencia y del Quincuagésimo aniversario de la Revolución, México, Secretaría de Hacienda y Crédito Público, 1960.
  • Florescano, Enrique. “La Bandera Mexicana, breve historia de su formación y simbolismo”, México, Fondo de Cultura Económica, 1998.
  • Guénon, René, “Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada”, México, Ed. Valle de México.
  • Secretaría de Gobernación, “Banderas, catálogo de la colección de banderas del Museo Nacional de Historia, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, México, Coedición Segob–INAH, 1990.
  • Tibón, Gutierre, “Historia del Nombre y la Fundación de México”, México, 1ª reimpresión, México, Fondo de Cultura Económica, 1983.

NOTAS:

[1] A manera de ejemplo, vid. “Edouard Schuré “Los Grandes Iniciados.

[2] En el Derecho prehispánico las montañas y el agua se consideraban propiedad patrimonial de cada colectividad, tal como lo reproduce con fidelidad aun hoy nuestra Constitución Federal.

[3] Una muestra es el complejo arquitectónico principal de Teotihuacan.

[4] Esto encajó a la perfección después con la tradición española de las plazas públicas, de conformación similar.

[5] Aunque en la ambivalencia mitológica universal, es símbolo celeste: Mixcoatl es la serpiente de nube, la vía láctea, Quetzalcoatl en el cielo es la banda zodiacal.

[6] Jorge González Angulo, “El criollismo y los símbolos urbanos”, p.p 74-75.

[7] Costumbre usual en esa época, no solo para los europeos sino como también lo hemos dicho para los pueblos del Anahuac

[8] Esta escultura se llamó con el tiempo “La Aguilita”, que primero estuvo en la fuente del zócalo, luego en la plaza José Báez y más tarde en la de Santo Domingo.

[9] Ahí están de ejemplo todavía en pie, el templo franciscano de nuestra señora en Tecamachalco, puebla, los templos agustinos de ixmiquilpan1 y Yuriria, el convento franciscano de Tulpetlac, etc.

La Corrupción en México*

MORENA-CORRUPCIÓNPor José Ramón González Chávez

* Elaborado como ponencia para el VIII Congreso de la Red De Investigadores Parlamentarios de América Latina (REDIPAL) del Congreso de la Unión, México, abril 2015.

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Abstract:

La corrupción, como vicio de la conducta humana, está presente en todas las civilizaciones de todos los tiempos y en prácticamente todas las ramas de la actividad social.

En México, la cultura social se ha enfrentado desde hace siglos, con notoria presencia desde la conquista, aunque con particular énfasis desde hace algunas décadas, a una gran cantidad de retos en lo que se refiere a conocer y comprender, prevenir y resolver el grave flagelo de la corrupción, que ha causado y sigue causando severos daños de muy diversa naturaleza.

Cómo entender la problemática y encaminarse hacia propuestas de solución viables, posibles y realizables, para contener, disminuir y prevenir este flagelo social? Desde qué perspectivas y con qué enfoques? La intención del presente ensayo es acercarse hacia posibles respuestas a estas interrogantes.

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Introducción.

La corrupción, entendida como el uso ilegitimo del poder público para el beneficio privado; es un vicio de la conducta humana y por lo mismo, se encuentra presente en todos los países, en todos los tiempos, en todas las esferas de la actividad social, a tal grado que podemos afirmar que la historia de la corrupción corre al lado de la historia de la humanidad misma.

En México, la cultura social se ha enfrentado desde hace siglos, aunque con particular énfasis desde hace algunas décadas, a una gran cantidad de retos en lo que se refiere a conocer y comprender, prevenir y resolver el grave flagelo de la corrupción, que ha causado y sigue causando severos daños de muy diversa naturaleza, entre los que se encuentran solo por mencionar algunos, los materiales, humanos, jurídicos, políticos, internacionales, sociales y económicos.

El crimen organizado, no solo el que se relaciona con las drogas y todo su ciclo económico (producción, distribución, consumo) ha penetrado prácticamente todas las esferas del sistema judicial, legislativo y administrativo en los tres ámbitos de gobierno, municipal, estatal y federal, incluyendo por supuesto todo el aparato de seguridad pública nacional, pero también el comercio, la industria, la educación, las organizaciones religiosas, la vida social y en general la cultura, provocando una gran frustración en la población y un gran desencanto en las instituciones jurídicas y políticas, lo que ha provocado y sigue provocando desconfianza, deslegitimación y por ende, el debilitamiento de nuestro Estado Constitucional.

Los políticos, convertidos luego de las elecciones en gobernantes, han llenado sus discursos anticorrupción de falsas promesas y expectativas y lo cierto es que desde se inició en 1982, primero como propuesta político electoral y luego como política pública en 1983 con el título de “Renovación Moral de la Sociedad”, se ha gastado y podría decirse que despilfarrado una gran cantidad de dinero en personal, equipos, políticas públicas, programas, reformas legales, publicidad gubernamental, y hasta fines del año pasado los resultados han sido pobres, cuando no hasta contraproducentes, pues parece ser que el único resultado después de 30 años es que la corrupción ha contaminado aún más el tejido social, tal como lo muestran todos los días los medios de comunicación.

Para entender la problemática y tratar de caminar hacia propuestas de solución viables, posibles y realizables, hay que abordar el asunto desde una óptica multidimensional, y desde luego, con un enfoque ético jurídico.

 

  1. Antecedentes:

Para entender cómo se fue arraigando la corrupción en México, habría que remontarse al menos hasta nuestros orígenes como nación.

En la época prehispánica, se sabe que los funcionarios y figuras públicas, y hasta los ciudadanos, eran sancionados severamente por cometer actos de corrupción. Eran exhibidos públicamente, despojados de sus bienes y títulos y aun desterrados.

Sin embargo, está documentado también en varias fuentes que a partir del mismo descubrimiento de América, luego durante la conquista, pero sobre todo a partir de la caída de México-Tenochtitlan y con ella del imperio azteca en 1521, se cometieron diversos actos de corrupción, que se realizaban prácticamente en plena impunidad, ante la ausencia del control del gobierno imperial. En las expediciones al “nuevo continente”, el reino de España enviaba algunos representantes para supervisar asuntos de carácter administrativo y jurídico. Pero los viajes eran muy largos y las comunicaciones prácticamente nulas, lo que se reportaba el funcionario quedaba a su total criterio, por lo que la información que proporcionaba era muy subjetiva y no podía ser sujeta de comprobación.

Al enterarse el Rey de España Carlos V, de la caída de la capital azteca (meses después de que esto ocurrió), éste le prohibió a Hernán Cortés la aplicación a la población indígena las denominadas encomiendas, sistema que emplearon los propios españoles desde 30 años antes (1495) en la Antillas, mediante el cual, cada español tenía a su servicio miles de indígenas quienes por lo rudo del trabajo, la mala alimentación y a las enfermedades europeas terminaban por sucumbir.

Hernán Cortés, y los funcionarios reales que venían con él, a pesar de la orden del Rey que indicaba que los indios eran vasallos libres de la Corona y como tales no deberían de ser encomendados a particulares. Pero para Cortés era claro que sin la apropiación de la tierra no había conquista, la población no podría ser controlada y sin control no habría riqueza; así que hizo caso omiso de las órdenes de su Rey e inició el reparto de los pueblos indios entre los miembros de su ejército. Este acto de corrupción llevó a que en unas cuantas décadas la población indígena de la Nueva España se extinguiera en un 90%, en uno de los mayores genocidios que haya conocido la humanidad.

La encomienda hecha a espaldas del Rey, se inició en el pueblo de Coyoacan, al sur de la ciudad de México, con el nombramiento de 500 españoles, todos ellos burdos soldados sin ninguna instrucción, o incluso prófugos de la justicia en sus países, como encargados de otros tantos pueblos, acto de corrupción con el cual dio inicio también la flamante dominación española en América.

Lo inmenso del territorio de la Nueva España y lo precario de las comunicaciones hacían muy fácil el evadir todos los procedimientos oficiales, por lo que cada encomendero dominaba a plenitud y con total impunidad su señorío. Era una especie de señor feudal (recordemos que la dominación musulmana acababa de terminar en España hacía apenas unos pocos años, y el sistema feudal aun prevalecía), con facultades para atacar cualquier insubordinación. Incluso, lograron hacer alianzas con los caciques indígenas que aun ejercían el control de territorios y población, quienes a cambio de protección y ciertas canonjías abandonaban a sus pueblos, y en algunos casos llegaban a convertirse en auxiliares de los encomenderos en la recaudación de los tributos y la aplicación de sus actos de autoridad. Algo similar sucedía con los encargados del sistema de control impuesto por el clero católico a través de las capellanías, curatos, diócesis, etc., distribuidas a todo lo largo y ancho del territorio colonial, que también llegaban a aliarse con los encomenderos.

Pero la corrupción venía también desde arriba: como ejemplo, el primer Virrey Antonio de Mendoza fue acusado de recibir dádivas y presentes por parte de algunos encomenderos para aumentar los beneficios de los que gozaban o para acrecentar sus extensiones territoriales. Igualmente, se le acusó de embolsarse 2,000 ducados de oro anualmente durante los 19 años de su gobierno, los cuales habían sido asignados por el Rey Carlos V para pagar los salarios de las personas que estaban a su servicio. Evidentemente que si la cabeza del Virreinato promovía la corrupción, sus subordinados seguían el lamentable ejemplo.

Dado el aumento de la carga impositiva y la deslegitimación de la autoridad del cacique, aunado la ilegitimidad del gobierno colonial impuesto a sangre y fuego, la corrupción se fue extendiendo, por ejemplo, hacia el no cobro mediante dádivas, del pago de los tributos que debían ser entregados tanto al encomendero como a la Corona. Para recaudar impuestos, el Virreinato creó las alcabalas (aduanas interiores) por las que quien transportaba sus mercancías debía de pagar una cuota para pasar. Como es de imaginarse, un alto porcentaje de dichos impuestos no eran recabados, pues los encargados de dichas aduanas pedían y recibían sobornos.

Así, durante los 300 años de dominación española, muchas figuras de corrupción enquistaron en la sociedad, salieron a la luz durante la guerra de independencia. El régimen colonial, rígido en cuanto a la dominación y explotación económica, pero muy laxo en cuanto al control del poder, junto con los acontecimientos políticos en España y Europa que produjeron la división entre la clase gobernante colonial, formaron el caldo de cultivo para el inicio del movimiento independentista, que en lo que a corrupción se refiere, tuvo como una de sus primeras banderas la proclama de Hidalgo “¡Muera el mal gobierno!”, con la que resume de manera paradigmática el esquema de corrupción de toda la época colonial a todas las escalas y en todo el país.

Otro hecho de corrupción digno de traer a la memoria y que marcó singularmente nuestra historia política y jurídica, fue la traición hecha por Iturbide a Guerrero en Acatempan, donde las partes acordaron la paz a cambio de un gobierno compartido, mismo que nunca se dio, pues mientras terminaba el conflicto armado y entraba el ejército trigarante a la ciudad de México, se pactaba en la iglesia de la Profesa, a espaldas del movimiento insurgente que defendía el ideal republicano, la firma del acta de independencia que constituía el Primer Imperio. El acta de independencia no fue firmada por ningún insurgente, sino por caciques, militares y clérigos, es decir, por los detentadores del poder durante toda la colonia, gracias a la cual pudieron seguirlo manteniendo hasta la Reforma, movimiento jurídico político que mediante la Constitución de 1857 y sus leyes reglamentarias (Leyes de Reforma) eliminaba sus privilegios centenarios, ante el que estos mismos grupos reaccionaron promoviendo y sosteniendo el establecimiento del efímero Segundo Imperio.

Poco tiempo después, estos factores reales de poder fueron recuperando sus privilegios a fines del siglo XIX y principios del XX junto a los renovados intereses de potencias extranjeras, logrando un paulatino contubernio con el gobierno autócrata porfirista, y que se tradujo auxiliado por el resurgimiento de la corrupción generalizada, en el grave deterioro jurídico, político económico y social de nuestro país que desembocó en el movimiento revolucionario de 1910-1917.

De ahí que, si algún extranjero critica a nuestro país por el grado de corrupción que sufrimos, habría que recordarle que ese sistema alguna vez cruzó el Atlántico y llegó a nuestras tierras para ser asimilado paulatinamente a nuestra cultura social durante casi 500 años, y que en muchos episodios notables de la misma, ellos también han sido partícipes, sin perjuicio de los no pocos casos de corrupción que sigue habiendo en aquel continente, y que son verdaderamente escandalosos y que han causado y siguen causando grandes desgracias para sus pueblos, como los presentados recientemente en Italia, Grecia, España, Francia y aun en organismos internacionales como el FMI (caso Christinne Lagarde – Lionel Jospin), los bancos europeos, etc. o en Estados Unidos, donde ejemplos pasados y presentes sobran y que hacen que movimientos sociales como el de “Los Indignados” tengan entre sus principales postulados, el “Ya basta” a la corrupción, y la lucha por la transparencia y la rendición de cuentas.

 

2.- Carácter multidimensional del Problema:

Ante todo lo anteriormente expuesto, resulta evidente que habría que hacer un esfuerzo de gran magnitud para si no erradicarla de nuestra sociedad -lo que me parece realmente imposible, pues como he dicho, nos encontramos ante una actitud deplorable, desde luego, pero que por desgracia es propia de la naturaleza humana y social en todo el mundo- si controlarla, prevenirla y sancionarla a través del Derecho, que es precisamente el regulador de la conducta humana en sociedad.

Para lograrlo, dese mi personal punto de vista, habría que comprender primero que nada, que estamos ante la presencia de un problema multidimensional, esto es, que no se trata de casos aislados, ni nuevos, ni solo jurídicos o solo políticos, sino que en él confluyen una gran cantidad de aspectos o vectores de muy diversa índole, que interactúan y se encuentran enlazados de manera muy estrecha, por lo que su atención como fenómeno o sujeto jurídico, debe darse también de manera multidisciplinaria.

 

Abordaré a continuación solo de manera enunciativa, cinco aspectos de los más importantes sobre el tema que nos ocupa:

2.1. Corrupción y Drogas.

En años recientes, los cárteles en México se han vuelto cada vez más poderosos, debido principalmente la desaparición de los cárteles en Colombia y a la versión globalizadora de tipo colonial de Estados Unidos para América Latina, primer consumidor de drogas en el mundo. Estos cárteles hacen uso de grupos armados de tipo paramilitar para crear y mantener un clima de terror, violencia, inseguridad, intimidación de ciudadanos empresarios, comerciantes y gobierno, lo que provoca un ambiente propicio para el desarrollo de sus actividades. Los Zetas, grupo armado del Cartel del Golfo, se creó a finales de los 90. con militares mexicanos entrenados en Estados Unidos en la Escuela de las Américas en Fort Benning, Georgia, con el objetivo oficial de formar un cuerpo capaz de enfrentar y neutralizar a los carteles mexicanos, pero que después por un “error de cálculo”, desertaron y se pasaron a las filas de cada uno de los cárteles que se pretendía combatir. Junto con ellos, también fueron entrenados militares que ya estaban aliados a los cárteles y que siguen estando dentro del ejército y las fuerzas de seguridad pública en los tres niveles de gobierno.

2.2. Corrupción y Sociedad:

A estas guardias blancas del narco se han venido sumando soldados del ejército formal (de 2007 a la fecha ha desertado un 2.5% del total de reclutados), policías federales, estatales y municipales, así como un buen número de miembros de pandillas de mexicoamericanos del sur de Estados Unidos, mezclados con grupos de civiles, principalmente jóvenes de escasos recursos (la gran mayoría nini’s), provenientes de diversas regiones del país de las franjas fronterizas del norte y sur y bajío, a los que se sumaron a cambio de la promesa de buen salario, buena comida y buena ropa, vivienda, seguro de vida, diversiones y el automóvil nuevo o camión que deseen. Así los menores y adolescentes ven en los zetas más que a un empleador, un modelo a seguir y hasta como un objeto de culto (vgr. Jesús Malverde, Juan Castillo Morales), lo cual tiene un impacto profundo en la cultura social, sobre todo en el sector de la población que represente el futuro de nuestro país.

Ciudades enteras como en Ciudad Juárez se convierten cada vez más en ciudades fantasma por el éxodo debido a infinidad de factores, entre ellos el crimen organizado, la el desempleo, la falta de oportunidades. Muchos niños se enfrentan a la separación de sus familias con el fin de mantener la seguridad, causándoles un trauma a largo plazo. Los niños, los jóvenes y la sociedad en general están en riesgo de ser despojados de su cultura familiar, comunitaria y social, de su identidad local y nacional; la imposibilidad de juego, de interacción, de esparcimiento, les impide la socialización, cayendo en un estado de desarrollo moral y material mucho menor comparativamente al de quienes no sufren de este tipo tan complejo de violencia.

2.3. Corrupción política y gobierno:

Desde la época colonial, los ciudadanos han sido muy tolerantes con la corrupción menor, como los pequeños sobornos a burócratas y policías por disputas o delitos menores, pero los riesgos han aumentado considerablemente en las últimas décadas por los miles de millones de dólares provenientes del negocio de las drogas ilícitas y distribuidos de manera masiva y a todas las escalas. Los cárteles han logrado hacer más eficiente su operación al corromper, cooptar, intimidar o asesinar a los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley y realizar una campaña de descrédito de las fuerzas del orden que han comprado los medios, todo lo cual ha llevado el esquema tradicional de corrupción menor, a un nivel completamente nuevo.

Cabe señalar dentro de este mismo tema que otro “error de cálculo”, la operación rápido y furioso permitió a los carteles la compra de grandes cantidades de armamento exclusivo de las fuerzas armadas, como parte de un supuesto operativo para conocer la ruta de los cárteles pero que sorpresivamente se le salió de las manos a ese gobierno, y al mexicano con el que estaba de acuerdo, aunque cabe mencionar que aún no se explica el papel y la toma de decisiones del gobierno federal mexicano en este operativo.

Desde 1983 pero con especial énfasis desde los últimos 20 años, el gobierno mexicano a todos los niveles, ha realizado grandes gastos para combatir la corrupción. Sin embargo, tal como lo señala el informe 2010 de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) de la Organización de Naciones Unidas contra la Droga y el Crimen (UNOCD)[1], el problema sigue siendo grave.

La corrupción no sólo ha afectado a México, se ha venido extendiendo a velocidad cada vez más acelerada en las fronteras con Estados Unidos, donde una gran cantidad de miembros del Ejército y agentes de la Patrulla Fronteriza de aquel país, también conocidos como porteros corruptos, han sido declarados culpables de aceptar sobornos del narcotráfico. Por ejemplo, en el condado de Starr, Texas, el sheriff fue acusado de utilizar su posición para ayudar a miembros de alto rango de los cárteles de la droga. Esa es una de 19 acusaciones por conspiración para introducir cocaína y marihuana desde México hacia el interior de Estados Unidos que se han promovido en las cortes norteamericanas. De hecho de 2004 a 2007, solo en tres años, los casos oficiales de corrupción de fuerzas armadas, de seguridad y migración norteamericanas es de más del doble.

En lo político, los partidos también participan en la corrupción, mezclándose con el crimen organizado, el tráfico de influencias, el abuso de autoridad, los compadrazgos. Usan las debilidades para ocultar la corrupción de sus oponentes, exhibiéndola en los medios en los tiempos políticos propicios, no antes ni después, es decir, aprovechando su capital político, de cara a las elecciones o a las coyunturas políticas. Los partidos y políticos descubiertos tratan de responder a las acusaciones con argumentos insostenibles o con otra acusación, no para resolver el asunto de corrupción en boga, sino para neutralizarlo con otro igual, utilizando la falacia de que “sí lo hago, pero también el otro lo hace; por lo tanto ¿cuál es el problema?”, en un intolerable absurdo, cuando sabemos por lógica y por ética que dos actos negativos no producen un acto positivo.

En lo administrativo, la tradicional corrupción menor se ha convertido en una especie de folclore que se socialmente se asume de manera casi generalizada como una práctica común o normal y hasta como una virtud, como lo muestra el lema “El que no tranza no avanza”, lo que también abona de manera singular al arraigo de esta práctica en nuestra cultura social.

2.4. Corrupción y medios:

Del mismo modo que en el caso de las fuerzas del orden público y funcionarios, los medios también son intimidados, cooptados, corrompidos por el crimen organizado ligado a las drogas. Imágenes a todas horas y todos los días de montones de cuerpos sacrificados junto al patio de la escuela o cabezas cortadas colocadas sobre postes en toda la ciudad. Las notas sobre las drogas y sus crímenes relacionados ocupan cada vez más espacio en los caros tiempos de televisión y radio, así como en la prensa escrita y la Internet. Obviamente el escándalo genera desconfianza, ésta el debilitamiento institucional y en muchos casos, el riesgo de ingobernabilidad, todo lo cual es por demás nefasto para nuestro Estado de Derecho.

2.5. Corrupción y Educación:

He dejado al último este tema, pero no por eso es menos importante. Resulta más que evidente que el sistema educativo nacional, primordialmente a nivel de educación elemental, se encuentra grandemente contaminado por las prácticas de corrupción, lo cual se muestra de manera evidente en las prácticas tradicionales de las organizaciones sindicales del magisterio, de lo cual hemos presenciado testimonios recientes y cuya dimensión ha venido creciendo progresivamente al incluir dentro de la educación básica a la secundaria y ahora a la preparatoria.

A nivel superior nuestro país también sufre de la complacencia compartida entre alumnos, profesores, autoridades académicas de muchas instituciones públicas y privadas, donde unos hacen como que enseñan y otros como que estudian, cayendo en una mediocridad que nos colocan a los egresados en un alto riesgo a nivel de competitividad, comparativamente con otras instituciones con planes, programas y prácticas de excelencia, lo cual también es corrupción.

 

Propuesta de Solución.

En primer lugar, como fue señalado con anterioridad, una forma de acercarse a una posible solución, es primero que nada concebir el problema desde una perspectiva multidimensional y multidisciplinaria, dado que se trata de un asunto que es a la vez político, jurídico, económico, social, educativo, cultural, mediático, etc., visión que debería tener el legislador federal y estatal para crear un marco jurídico que ataque el problema de manera articulada y transversal, atendiendo todos sus aspectos e involucrando a todos los niveles de gobierno.

La recientemente creada Fiscalía Anticorrupción del gobierno federal debe contar con esa visión, así como con medios suficientes y adecuados para vincular a las administraciones públicas de todos los ámbitos de gobierno para incluir dentro de sus atribuciones las relacionadas con la transparencia, la rendición de cuentas, la prevención y sanción de actos de corrupción, así como la tolerancia cero ante las ofertas de corrupción de los particulares. Sin embargo hasta el momento desconocemos sus principios, sus fines, alcances y estrategias.

Al respecto, cabe mencionar que dentro de este esquema debería incluirse no solo al ejecutivo, sino también al legislativo, al judicial, y a los organismos constitucionales autónomos, que por cierto hasta el momento están exentos de la obligación de contar con una gestión transparente y de rendir de cuentas de la misma, así como de proporcionar información a la ciudadanía sobre su actuación.

También a través de los organismos públicos correspondientes, habría que involucrar en esta labor contra la corrupción a las cámaras industriales y comerciales, para que asuman el compromiso de infundir en sus agremiados la cultura de la denuncia contra la extorsión, y demás delitos y faltas cometidas por los servidores públicos.

Desde el ámbito social, también deberían crearse los mecanismos adecuados para asegurar la participación de las ONG’s registradas previo sometimiento a reglas de transparencia y rendición de cuentas. Así como a ciudadanos conocedores e interesados en el tema.

La denominada “Reforma Educativa” emprendida por el gobierno federal actual, intenta llevar a cabo acciones para contener las prácticas corruptas tradicionales del magisterio, pero parece limitada al atender solo ese aspecto, dejando de fuera otros tanto o más importantes, como la creación de una verdadera política pública educativa nacional, que actualice programas de estudio, que capacite y forme para el empleo, para la industria, el comercio, las artes y los oficios, que se concentre en el mejoramiento de la competitividad no solo en términos cuantitativos, sino también cualitativos, y que permita la supervisión de metas, con participación de todos los sectores sociales y la ciudadanía.

En fin, me parece que el asunto de la educación desde nivel preescolar hasta postgrado en la cultura de la transparencia, la rendición de cuentas, la participación ciudadana y la tolerancia cero de gobernantes y gobernados, basada en un marco jurídico que cuente con normas, principios y prácticas que sean no solo obligatorios sino social y axiológicamente válidos, es crucial para tener resultados realmente efectivos contra la corrupción.

 

Conclusiones:

  • El tema de la corrupción está relacionado con la naturaleza humana, por lo tanto no es exclusivo de una persona o de una sociedad y por sus propias características es muy complejo y delicado.
  • En México, de ser un asunto menor y tolerado socialmente desde inicios de la época colonial, en tiempos recientes y dadas las circunstancias actuales que han originado su amplificación por el involucramiento en ella de factores como el crimen organizado y su creciente expansión en todos los ámbitos de la vida social, requiere de una atención urgente, pues crea desconfianza, ineficacia gubernamental, ingobernabilidad y por ende, afecta de manera progresiva las instituciones, la cultura social y el Estado de Derecho.
  • La corrupción es de naturaleza multidisciplinaria y multidimensional, y por lo mismo requiere de un tratamiento en el mismo sentido, por el legislador, el juez, el gobernante, los distintos sectores sociales y la ciudadanía en su conjunto.
  • La corrupción debe ser desterrada de la cultura social, y para lograrlo existen medios y herramientas jurídicas, políticas y sociales; no obstante, la voluntad política de las autoridades y la participación ciudadana son fundamentales para que esto pueda darse.
  • El Derecho como regulador de la conducta social, constituye un factor imprescindible para el logro de acciones concretas y contundentes contra la corrupción y a favor de una cultura de la transparencia, la rendición de cuentas, así como del pleno ejercicio del derecho fundamental a la información.
  • Entre todos los factores que pueden contribuir a una reversión de la corrupción hacia la cultura de la transparencia, la rendición de cuentas y el pleno acceso al ejercicio del derecho fundamental a la información, la educación y la cultura juegan un papel medular e imprescindible, pues sin ellas, todas las demás acciones que se realicen serían estériles, tal como lo ha demostrado la historia reciente.

 

Referencias bibliográficas:

http://www.nytimes.com/2009/03/23/us/23border.html?_r=0

[1] http://www.cinu.mx/minisitio/JIFE/multimedia/index.php